Experimenta el inolvidable sabor de Café Labranza, donde cada grano cuenta una historia. Cada paso de su camino desde las laderas de Mérida, Venezuela hasta su taza, es meticulosamente orquestado para asegurar un sorbo lleno de sorpresas.
El Café Labranza es un tesoro gourmet, un producto de los suelos fértiles y el clima húmedo de las zonas altas de Mérida. Sus inviernos nublados colaboran en su alta acidez, aroma intenso, sabor especiado y cuerpo robusto; todas características esenciales de un auténtico café andino.
La altitud de sus cultivos y las distintas variedades de café arábico, añadidas a las frescas notas afrutadas, garantizan una acidez incomparable y una experiencia sensorial única. Cada grano es cuidadosamente seleccionado y despulpado, y luego es tostado artesanalmente para resaltar sus notas y atributos.
Café Labranza no es simplemente un café, es una auténtica experiencia sensorial. 100% arábico, 100% Mérida, 100% Venezuela.
El café verde sin tostar es imbebible. Es preciso tostarlo para que se desarrollen las características organolépticas, aquellas que apreciamos mediante los sentidos, como el aroma o los sabores.
Durante el tueste o tostado y en función de las características de la materia prima y los parámetros del proceso, se producen reacciones de pirólisis que dan lugar a importantes cambios físicos en el café y a la formación de las sustancias responsables de las apreciadas cualidades sensoriales del café.
A lo largo del proceso, el grano gana un 100% de volumen, disminuye entre un 12 y un 20% su peso y pierde alrededor del 10% de su cafeína. Descienden, también, sus componentes ácidos y aumentan ligeramente las grasas.